Nel duemilladieci non sarete più soli
Por un 2010 sin troncos, con menos frio, con menos histeria y más cariño. Con más cortesía y menos ingratitud. Por un 2010 desfachatado y divertido y a cara de perro. Pero lindo, bueno y provechoso.
jueves, 31 de diciembre de 2009
miércoles, 30 de diciembre de 2009
Diarios Íntimos del futuro
2012
No acostumbro a hacer esto, a escribir de películas porque no me interesa tener un blog de reseñas. Pero anoche fui al cine con mi amiga Ana quien gentilmente me invitó a ver 2012. Aparte de que me pasé DOS HORAS Y MEDIA tensa, pensando en la gente que se moría, en los hijos que se despedían de sus padres, en los amigos que los aviones no buscaban y en que eso va a suceder en algún momento, también me indigné. Los únicos que se salvan son los chetos que tienen para pagarse el boleto en las arcas que salvarán "la humanidad" y la especie. Cualquiera.
martes, 29 de diciembre de 2009
Señorita
Cuando era chica, algunas cosas se resolvían a los golpes. Como sea. Si el otro empezaba primero o si yo era la brava. En el transporte, debajo del pino, en la escuela. Muy pocas peleas, pero significativas.
El día que mi mamá me regaló mi primer corpiño (al pedo en ese entonces) a los 12 me dijo que las damas no peleaban, y esa fue mi retirada.
domingo, 27 de diciembre de 2009
Sapiencia
Es como el efecto de la caja de bombones que me persigue y me persigue.
A largo plazo, indefectiblemente.
A largo plazo, indefectiblemente.
Epílogo sobre NADA

Un día cometiste el error. Decidiste comprar un cuaderno nuevo acorde a la situación, listo para ser estrenado. Cometiste un segundo error. Lo compraste para escribir sobre lo que fuera sucediendo, para relatar y guardar un relato medianamente fiel de lo "nuevo". Pero no te alcanzó y te equivocaste otra vez. Escribiste en el cuaderno un prefacio/ exordio con aires de superación personal contando cosas como ""y si me hago añicos tengo TODO el verano para decantarlo". Mal. No sólo que te hiciste la chica ParaTí 2009 sino que además TE ADELANTASTE a los hechos. Ahí no te equivocaste. Lamentablemente.
Y como con todas las cosas que te competen el cuaderno devino en otra cosa, lo nuevo se puso aburrido y rancio y la gente resultó ser siempre igual. Terminaste escribiendo no sobre lui si no para lui. Contando(le) detalles rancios de tu cotidianeidad, los libros que sacaste, las películas que enganchaste en el cable y lo emocionante que te resultaron algunas, las relaciones ridículas que establecés entre elementos, las cosas que planeaste para el próximo año, las conversaciones con desconocidos,todo. Hasta tu derrape. Claro, ahí tenés el meollo de todos los errores que cometiste, nunca consideraste la posibilidad de que no te iban a dar tiempo de hacerlo, de contarle. ¡Ah! ¡NO! Pero le hablaste de patrones de medida, esa maldita hipótesis sobre vos y los vínculos que establecés que no hace más que comprobarse una y otra vez hasta convertirse en una teoría. Ahí también te equivocaste. No te estaba escuchando. Podés gritarle agravios o escribírselos en la puerta de la casa, NO ESTÁN PRESTÁNDOTE ATENCIÓN. Nadie oye ni conversa con la res que pende de un gancho en la carnicería. Sos carne y no te diste cuenta. Ahí tenés el último error de la narración.
lunes, 14 de diciembre de 2009
Cora McPherson

LA OTRA NOCHE TUVE UN RE SUEÑO. ASI DE TERROR PSICOLOGICO
Fue genial, yo estaba de viaje con los ñoños de Historia Moderna, teníamos clases en un galpón y al frente de la ruta había unos más ñoños de retiro espiritual. Entonces empieza a desaparecer gente. De la nada, se iban al baño y no volvían. Por el susto y no saber qué pasaba, nos juntábamos con los del retiro y nos llegaba por radio la noticia que había una invasión extraterrestre en el pueblo del lado y que la avanzada indicaba que venían hacia nosotros. En ese retiro los curas tenían vino y cerveza encanutado en las heladeras. Yo me tomaba la cerveza. En el retiro estaba mi hermana que cree en esas cosas de la fe. El asunto es que teníamos q evacuar el lugar y volvernos pero tarde o temprano nos iban a agarrar. Ellos avanzaban más rápido que nosotros y ya estaban colonizando muchos sitios. Lo mejor del sueño era ver la nave a lo lejos y ver cómo subían todos los terrícolas capturados. Daba la sensación que lo hacían por una cinta transportadora. Los cuerpos estaban tiesos, deben haber estado inconscientes o bajo hipnosis. ¡Qué genial! La cuestión es que cuando teníamos que evacuar el sitio questo, mi hermana ¡no aparecía! Y todo porque no me había hecho caso de que no tenía que tender su ropa a esa hora y con semejante peligro (mi hermana tiende a poner el lavarropa a cualquier hora. Aparentemente se la habían llevado. Desesperación.
Por eso la última escena del sueño es que me suben a una traffic llena de gente rezando y yo miro por la ventanilla angustiada, porque si el auto de mi hermana (che, mi hermana NO SABE NI MANEJAR) estaba estacionado, significaba q a mi hermana SE LA HABIAN LLEVADO. Pero nunca lo pude ver, nunca pude saber si mi hermana fue raptada o si en realidad, se re tomó el palo antes y nos dejó a todos en banda. Pero viste que en las buenas epopeyas a los detractores les va mal, tarde o temprano. Y fin
A veces sueño cosas copadas

(Sueño que tuvo la protagonista de este blog, la antiheroína por excelencia. Los nombres han sido omitidos para preservar la identidad de los involucrados)
Iba a un cumpleaños en una casa a la que siempre voy en sueños. Siempre, en algún momento, sueño con ese departamento. Es un piso, en realidad. Por el pasillo accedés a un cuarto donde abrís la puerta y subís escaleras de madera cual albañil para entrar. No hay otra forma. Es como una cucheta gigante. Porque el mismo cuarto tiene dos pisos y hay recovecos donde siempre soñé que estaba vacío. Está construido con la misma madera de la escalera. El interior es eso, una gran estructura de madera vieja. Como los entrepisos de los establos de las películas.
Íbamos al cumple que no sé de quién era, creo que de Mechi, mi compañera de facultad. Mientras estábamos en el living conversando con una Señora que hace las veces de madre, llegan (...) -a quien llamaré SUJETO UNO y (...) a quien llamaré SUJETO DOS. Mi amiga se ponía a hablar con sujeto uno que le pasaba discos, miles de discos. Sujeto DOS venía y me daba la mano, se quedaba sentado al lado mío todo el tiempo. Hablábamos bajo para que nadie nos escuchara y nadie supiera que estábamos flirteando.
Cuando empezaban a llegar todos los amigos, nos íbamos con Sujeto Dos al pasillo y nos besábamos. Pero para entonces, él no tenía su cabeza. No tenía más que el cuello de donde asomaba una especie de espina dorsal que yo calculo serían las cervicales. Lo besaba ahí (era de plástico, como el conducto de la fibra óptica) porque por ahí salía una lengua. Y no me daba asco. El tipo hablaba, no sé por donde, no? Y me pedía perdón porque no tenía una boca como todos los seres. A mi no me importaba y nos besabamos igual. A el le daba pudor que la gente lo mirara decapitado y con su fibra óptica al aire libre y yo lo llevaba al cuarto que describí antes. Abríamos la puerta, subíamos la escalera y estaban otras amigas de la facultad. A sujeto dos de repente le aparecía la cabeza y el cuarto no era de madera como todas las veces que lo sueño, sino que tenia un colchon enorme que abarcaba todo el piso y unos almohadones en ese entrepiso del que hablé más arriba, un tele, todo amueblado. Yo en el sueño no me sorprendía. Ahora que lo pienso despierta sí, porque siempre sueño con ese cuarto de ese piso, de esa casa que no sé de quién es ,y siempre es horrible y lo uso como escondite cuando me persiguen, bla. Siguiendo con el relato, me ponía contenta porque ya no me tenía que agachar para besarlo. Si no que había vuelto a la normalidad. Nos quedábamos ahi, los dos mucho rato. Hasta que golpeaban la puerta y nos venían a buscar para que nos fuéramos. Nos volvíamos en el auto de un amigo. Era rojo, sólo para dos personas. No tenía baúl, era recto atrás. Pero en el techo tenía una estructura de vidrio y metal como de cinco metros donde él llevaba sus papeles, una alfombra, una cómoda, bla. A una amiga y a mí nos tocaba ir ahí. Antes de subir, inivitaba a Sujeto dos a volver con nos pero él tenía que irse con Sujeto Uno y los padres de éste (que no tengo la menor idea por qué estaban allí). Desde la estructura del auto lo veía subirse a un autito de juguete. Me saludaba desde adentro. Fin del sueño.
Eso es todo.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Siempre hay un perdedor
No sé cómo se cuentan las buenas historias ni mucho menos sé si esto pretende ser una. En ese caso, tendría que ser la historia de mis últimos meses:
-Mi nombre es María Soledad Toledo, tengo 23 años y estoy convencida que las cosas siempre pueden ser más turbias que antes. SIEMPRE.
Fuera de eso, desconozco por donde empezar para no terminar hablando de la NADA. Es que últimamente, entre otras cosas, me cuesta escribir algo que exceda las dos líneas y no se parezca a una sentencia (yo y mis 50 verdades arriba del A6) o se me complica decidir si hacerlo en un '.txt' o '.doc' y terminar haciéndolo en la misma entrada de blogspot.
-¡Hola!¡Apesto! Peronotantocomo lagordagrasaquegustás/basfrecuentar.
¡Ay, la intermitencia! Y la ansiedad posterior... Siempre estoy a punto de derrapar, dar dos tumbos y caerme al (aún seco) Lago San Roque. Escribir y hablar me resulta como el acto mismo de vomitar la cerveza mala y no poder evitarlo. Verborragia instantánea que me vacía el estómago y permite dormir hasta recomponer. Así me siento ahora. Impulsiva. Visceral. TORPE. Inconsciente. Embalada. Sacada. Todo lo que me haga acordar a una borrachera (a mí y al descerebrado que haya llegado hasta esta línea).
Cuando era muy chica y recién empezaba la primaria era muy paciente y la pasaba bien. Me gustaba sentarme, escuchar, escribir, salir al recreo. Esperar que Fiori me comprara en el Kiosco porque el tumulto me parecía insoportable para mi cuerpo recién importado del Japón, o mirar la Ciudad por la ventana del transporte escolar en la hora que demorábamos en volver. Lo único que conservo de esa época es el mudismo que me agarra de repente en ciertos eventos sociales en los que, de repente, NO TENGO GANAS DE HABLAR. Y no hablo. ¡Ahora me aburro tan fácil! ¡Y odio esperar! No es para menos y estoy completamente segura que no soy la única. Habiendo tantas vías de comunicación en esta sociedad hipermoderna, horas y días son meses. Y los meses son letargo. Y el letargo es muerte. Ergo, al mes estoy tan aburrida que me siento durmiendo en un sarcófago por siempre. ¿Adónde se me/te/nos va el entusiasmo? ¿Acaso hay alguien que especule con él, el tiempo y las vueltas? ¿Es que nunca aprendo NADA?
-Yonoséquetienenesas. O sí. Se ven bien. Yo no me veo bien. Nada más les caigo simpática al principio hasta que se dan cuenta que la locura no es una pose y deja de parecerles divertido. Se resignan. Tengo cuadernos escritos por culpa de tanto pelele.
Cuando mi pluma se torna tan adolescente, pienso hasta qué punto es necesario el exhibicionismo para decantar cosas viejas/notanto y ver si se puede empezar con las nuevas o quedarme vacía, nada más. No pienso en lo malo de chocar, o devomitarpalabras, o de reirme mientras pienso que te rompería dos vidrios a pedradas aún sabiendo que no lo voy a hacer nunca. Se vuelve adolescente y la dejo. Para liberarme. Las palabras me sacan el peso, me dejan pensar que esos pensamientos ya no me pertenecen y que otros pueden hacerse cargo o ignorarlos y que mueran de inanición. Las palabras generan vínculos que nada más lo genera. Por eso me aburre que no se usen las vías de comunicación y que la gente no responda mensajes del formato que sea. Por eso la ingratitud es detestable en mi sistema. Porque ignora el vínculo de las palabras. Te digo, me decís, digo algo nuevo, y la cadena nunca se termina.
-Me genera más pudor la desnudez física que alguien lea esto que estoy escribiendo ahora. Y se supone que en ambos casos yo decidí exponer. Ese debe ser el meollo de todo el asunto.¿Yo no considero el cuerpo o lo considero de más?
Las cadenas no se terminan cuando uno sigue los detalles, lo que otro no vió o explotando el detalle que el otro nos acerca. Cuando me siento en la escalera que más me gusta en todo el centro a fumarme el ultimo cigarrillo antes de subirme al colectivo que me regresa al hogar, pienso en eso. En detalles. Cualquiera sea. A veces pienso en detalles de más y me pierdo el todo como una gila. Pero a veces el todo NUNCA EXISTIÓ y el mero dato en el que me quedé le dio esencia a la nada. En eso se resume mi vida. En las relaciones que se generan entre los detalles y el todo. Todo que existe e ignoro. Todo que no existe pero genero con un detalle. Detalle que fabula ser todo. Todo que es reducido a detalle.
-...
-Mi nombre es María Soledad Toledo, tengo 23 años y estoy convencida que las cosas siempre pueden ser más turbias que antes. SIEMPRE.
Fuera de eso, desconozco por donde empezar para no terminar hablando de la NADA. Es que últimamente, entre otras cosas, me cuesta escribir algo que exceda las dos líneas y no se parezca a una sentencia (yo y mis 50 verdades arriba del A6) o se me complica decidir si hacerlo en un '.txt' o '.doc' y terminar haciéndolo en la misma entrada de blogspot.
-¡Hola!¡Apesto! Peronotantocomo lagordagrasaquegustás/basfrecuentar.
¡Ay, la intermitencia! Y la ansiedad posterior... Siempre estoy a punto de derrapar, dar dos tumbos y caerme al (aún seco) Lago San Roque. Escribir y hablar me resulta como el acto mismo de vomitar la cerveza mala y no poder evitarlo. Verborragia instantánea que me vacía el estómago y permite dormir hasta recomponer. Así me siento ahora. Impulsiva. Visceral. TORPE. Inconsciente. Embalada. Sacada. Todo lo que me haga acordar a una borrachera (a mí y al descerebrado que haya llegado hasta esta línea).
Cuando era muy chica y recién empezaba la primaria era muy paciente y la pasaba bien. Me gustaba sentarme, escuchar, escribir, salir al recreo. Esperar que Fiori me comprara en el Kiosco porque el tumulto me parecía insoportable para mi cuerpo recién importado del Japón, o mirar la Ciudad por la ventana del transporte escolar en la hora que demorábamos en volver. Lo único que conservo de esa época es el mudismo que me agarra de repente en ciertos eventos sociales en los que, de repente, NO TENGO GANAS DE HABLAR. Y no hablo. ¡Ahora me aburro tan fácil! ¡Y odio esperar! No es para menos y estoy completamente segura que no soy la única. Habiendo tantas vías de comunicación en esta sociedad hipermoderna, horas y días son meses. Y los meses son letargo. Y el letargo es muerte. Ergo, al mes estoy tan aburrida que me siento durmiendo en un sarcófago por siempre. ¿Adónde se me/te/nos va el entusiasmo? ¿Acaso hay alguien que especule con él, el tiempo y las vueltas? ¿Es que nunca aprendo NADA?
-Yonoséquetienenesas. O sí. Se ven bien. Yo no me veo bien. Nada más les caigo simpática al principio hasta que se dan cuenta que la locura no es una pose y deja de parecerles divertido. Se resignan. Tengo cuadernos escritos por culpa de tanto pelele.
Cuando mi pluma se torna tan adolescente, pienso hasta qué punto es necesario el exhibicionismo para decantar cosas viejas/notanto y ver si se puede empezar con las nuevas o quedarme vacía, nada más. No pienso en lo malo de chocar, o devomitarpalabras, o de reirme mientras pienso que te rompería dos vidrios a pedradas aún sabiendo que no lo voy a hacer nunca. Se vuelve adolescente y la dejo. Para liberarme. Las palabras me sacan el peso, me dejan pensar que esos pensamientos ya no me pertenecen y que otros pueden hacerse cargo o ignorarlos y que mueran de inanición. Las palabras generan vínculos que nada más lo genera. Por eso me aburre que no se usen las vías de comunicación y que la gente no responda mensajes del formato que sea. Por eso la ingratitud es detestable en mi sistema. Porque ignora el vínculo de las palabras. Te digo, me decís, digo algo nuevo, y la cadena nunca se termina.
-Me genera más pudor la desnudez física que alguien lea esto que estoy escribiendo ahora. Y se supone que en ambos casos yo decidí exponer. Ese debe ser el meollo de todo el asunto.¿Yo no considero el cuerpo o lo considero de más?
Las cadenas no se terminan cuando uno sigue los detalles, lo que otro no vió o explotando el detalle que el otro nos acerca. Cuando me siento en la escalera que más me gusta en todo el centro a fumarme el ultimo cigarrillo antes de subirme al colectivo que me regresa al hogar, pienso en eso. En detalles. Cualquiera sea. A veces pienso en detalles de más y me pierdo el todo como una gila. Pero a veces el todo NUNCA EXISTIÓ y el mero dato en el que me quedé le dio esencia a la nada. En eso se resume mi vida. En las relaciones que se generan entre los detalles y el todo. Todo que existe e ignoro. Todo que no existe pero genero con un detalle. Detalle que fabula ser todo. Todo que es reducido a detalle.
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