miércoles, 15 de diciembre de 2010

Es madrugada y estoy borracha

Algún día le voy a explicar todas las cosas que soñé y se cumplieron.
Y le voy a contar las que no, para convencerlo de que tienen que ocurrir.
Algún día le voy a decir y me va a creer.
Algún día dejaré de escribirle todo lo que quiero comentarle.

Para cuando llegue el momento, llevaré un libro por día y le leeré un fragmento de todos los que marco para lui hace años. Llevaré todos los temas y todas las escenas de películas para describirselas mientras miramos la nada o yo le miro como baja la comisura cada tanto. Tons, ya no tendré que seguir agarrándome la boca cuando lo vea ingresar al salón virtual ni al salón de todos los sábados, o decirme a mi misma camioneradas que no vienen al caso.
Estoy en la sombra, esperando para contarle cómo la iglesia inventó el purgatorio o decirle cómo funcionaba el triángulo cuerpo/cuaresma/carnaval y él me de alguna explicación económica sobre ferias, mercaderes y ascenso social.
Ya no puedo seguir armando oraciones en mi cuaderno Rivadavia.
Ya no tengo cómo combinar letras para decir lo que siempre dije y que esta vez le genere una reacción.

(Es madrugada, estoy borracha. Sepan disculparme)

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